En el Perú, lamentablemente, es una noticia que nos golpea cada día. Prevención es educación: No lo olvide
El abuso sexual en los niños es más común de lo que se piensa. Las
cifras son preocupantes no sólo aquí, también en países que se precian
de desarrollados. Según UNICEF, más de diez millones de niños sufren de
explotación sexual forzada en el mundo. En el Perú, según las cifras de
las instituciones públicas, los casos de abuso sexual se incrementan
cada año. Por consiguiente, hay que tener cuidado de no dejar a los
niños en la casa ni en la calle, pues por lo general no pueden cuidarse
solos. ¿A cuántos afecta y cómo enfrentarlo? El ministro de Salud Óscar
Ugarte Ubillúz ha sugerido una campaña de prevención contra el abuso
sexual para hacer frente a esta problemática social tanto en los hogares
como en los colegios. A continuación, un informe que da luces sobre
este doloroso tema.
Se considera abuso sexual infantil a cualquier forma de contactos e
interacciones físicas entre un menor (víctima) y un adulto (agresor);
cuando éste último usa al niño(a) para estimularse sexualmente, él mismo
u a otra persona.
Es decir el abuso sexual infantil se produce con o sin penetración
(digital, vaginal, oral y/o anal), con o sin contacto físico (puede
tratarse de caricias o proposiciones verbales explícitas) con o sin
violencia o intimidación y con o sin consentimiento. El menor es
utilizado como objeto sexual por parte de otra persona con la que
mantiene una relación de desigualdad de poder de algún tipo: la edad, la
madurez psicológica o biológica, o algún tipo control.
El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor de
18 años cuando ésta es mayor que el niño o se encuentra en posición de
poder o control sobre este.
El abuso sexual de un menor es un proceso que consta generalmente de varias etapas o fases:
1. Fase de SEDUCCIÓN: el futuro abusador manipula la dependencia y la
confianza del menor. Es en esta etapa donde se incita la participación
del niño o adolescente por medio de regalos o juegos.
2. Fase de INTERACCIÓN SEXUAL ABUSIVA: es un proceso gradual y
progresivo, que puede incluir comportamientos exhibicionistas,
voyeurismo, caricias con intenciones eróticas, masturbación, etc. En
este momento ya se puede hablar de “abuso sexual”.
3. Instauración del SECRETO: el abusador, generalmente por medio de
amenazas, impone el silencio en el menor, a quien no le queda más
remedio que adaptarse.
4. Fase de DIVULGACIÓN: esta fase puede o no llegar ya que muchos
abusos quedan por siempre en el silencio por cuestiones sociales.
5. Fase REPRESIVA: generalmente ocurre después de la divulgación, en
el caso de que el abusador forme parte de la familia, se busca
desesperadamente un reequilibrio para mantener a cualquier precio la
cohesión familiar, por lo que se tiende a negar, a restar importancia o a
justificar el abuso.
Dentro de las estadísticas se considera que una gran mayoría de los
abusadores sexuales de menores son hombres (aproximadamente, un 87%)
casados y familiares o allegados del menor, por lo que tienen una
relación previa de confianza con éste (sólo entre el 15 y el 35% de los
agresores sexuales son completos desconocidos para el menor); y cometen
el abuso en la etapa media de su vida (entre los 30 y los 50 años).
Las mujeres abusadoras suelen ser mujeres maduras que cometen el abuso sobre adolescentes.
El
abusador sexual es una persona de apariencia, inteligencia y vida
normal. Con todo, suelen presentar rasgos marcados de neuroticismo e
introversión, así como de inmadurez. No obstante, la pedofilia suele
aparecer junto con otra parafilia y estar asociada a otros trastornos,
como el alcoholismo o la personalidad antisocial.
Según un estudio, la mitad de ellos no recibió ningún tipo de
expresión de afecto durante su infancia y adolescencia, presenta
problemas con el consumo de alcohol y no presenta déficit en habilidades
sociales, aunque sí falta de empatía hacia sus víctimas, negando además
el delito (rasgos no necesariamente acumulables en cada individuo).
¿CÓMO SABER QUE NOS ENCONTRAMOS ANTE UN PROBABLE ABUSO SEXUAL?
El principal indicador de la existencia de abuso sexual es el relato
de la victima, pero resulta necesario establecer otros criterios que
contribuyan a verificar los relatos infantiles y permitan validar el
diagnóstico.
Así, se puede observar en niños o adolescentes que han sufrido este
tipo de abuso problemas conductuales como: dificultad para relacionarse
con las demás personas, no querer hablar, retraimiento, cierta
tendencia a mentir, promiscuidad sexual, ataques de ira,
auto-agresiones, huidas de la casa, evitar conversaciones sobre el tema,
evitar a personas que puedan hacer aflorar los recuerdos, etc.
En cuanto a las dificultades emocionales observamos baja autoestima, indicadores de ansiedad, depresión, trastornos del sueño (insomnio y pesadillas), dificultades para ejecutar las tareas habituales, distanciamiento, etc.
En cuanto a las dificultades emocionales observamos baja autoestima, indicadores de ansiedad, depresión, trastornos del sueño (insomnio y pesadillas), dificultades para ejecutar las tareas habituales, distanciamiento, etc.
El diagnóstico de abuso sexual infantil suele tornarse complicado por
varias razones, ya que los abusos suelen suceder en el mayor de los
secretos, de los cuales sólo son conocedores los involucrados.
Finalmente, validar un diagnóstico de abuso sexual es un tema delicado
por las implicancias a corto plazo, legales y emocionales para la
víctima y su entorno.
VIDEO DEL PASACALLE DEL 23-05-13
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