CAMPEONES EN EL DESFILE ESCOLAR 2014
Ser
campeón no se puede reducir nunca a la meta, a la consecución del objetivo. Si
es así corremos el riesgo de sentirnos fracasados si no lo alcanzamos. De hecho
conseguir una meta depende de muchos factores, algunos de los cuales están muy
lejos de nuestro control y más si cabe cuando hablamos de situaciones de alta
complejidad. Sin embargo la actitud es la clave para convertirse en un campeón.
La actitud habla de la predisposición que tenemos frente a la meta. La actitud pone el foco en el camino hacia ella, en la manera en la que nos vemos como campeones sin haber conseguido la meta. Pero cuando no dejamos de soñar con ella permitimos dar una oportunidad a comenzar a cambiar, a evolucionar, a transformarnos y a reinventarnos en busca de nuestro objetivo. Y si no lo alcanzamos no importa, porque lo importante fue y será siempre la manera en la que nuestra actitud nos transformó.
No se nos puede olvidar que siempre somos libres y responsables al cien por cien de nuestra actitud. Nadie nunca podrá tener el poder necesario para conseguir que cambiemos nuestra actitud si no es lo que queremos. Nadie tiene el poder de conseguir que nos rindamos si no es lo que hemos elegido. Nadie tiene poder sobre nuestra libertad a la hora de decidir con que fuerza entrenamos para vernos campeones.
La actitud habla de la predisposición que tenemos frente a la meta. La actitud pone el foco en el camino hacia ella, en la manera en la que nos vemos como campeones sin haber conseguido la meta. Pero cuando no dejamos de soñar con ella permitimos dar una oportunidad a comenzar a cambiar, a evolucionar, a transformarnos y a reinventarnos en busca de nuestro objetivo. Y si no lo alcanzamos no importa, porque lo importante fue y será siempre la manera en la que nuestra actitud nos transformó.
No se nos puede olvidar que siempre somos libres y responsables al cien por cien de nuestra actitud. Nadie nunca podrá tener el poder necesario para conseguir que cambiemos nuestra actitud si no es lo que queremos. Nadie tiene el poder de conseguir que nos rindamos si no es lo que hemos elegido. Nadie tiene poder sobre nuestra libertad a la hora de decidir con que fuerza entrenamos para vernos campeones.
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